jueves, 3 de octubre de 2019

COCHES SIN CONDUCTOR


COCHES SIN CONDUCTOR


Los coches sin conductor utilizan sistemas que ya usan numerosos vehículos, pues los automóviles autónomos son una extensión de las ayudas para los conductores, es decir, los Sistemas Avanzados de Asistencia a la Conducción (ADAS) como la ayuda para aparcar, para frenar o para mantenerse en un carril, que dan una advertencia y corrigen la dirección si un vehículo sale del carril.
Pero un coche autónomo va mucho más allá. La base es un GPS, que es una parte vital de la tecnología de un automóvil sin conductor. Este sirve para establecer el punto de inicio y de final, analiza todos los caminos y elige el mejor. Pero no basta, pues sus mapas rara vez cambian y, además, el camino real incluye tráfico, desvíos por otras, obstáculos imprevistos... Por eso, necesita sensores radares, que van distribuidos por la carrocería y son capaces de detectar distintos obstáculos que se encuentran en el camino.

 Además, permiten que el vehículo vea hasta 100 metros de noche o con lluvia, nieve u otras situaciones adversas.



El coche autónomo cuenta también con cámaras de video, muy útiles para leer señales de tráfico, detectar semáforos y controlar otros vehículos, además de rastrear y buscar peatones y otros obstáculos. Y una tecnología esencial son los sensores lidar, que detectan los bordes de las carreteras e identifican las marcas de carril. Su funcionamiento consiste en enviar un haz láser que rebota y procesa la información.
Los automóviles sin conductor necesitan, además, tener un ordenador central que analiza todos los datos de los diversos sensores para convertirlos en acciones: dirigir, frenar o acelerar.



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